Como ven, ahora vengo hablando deutsch , alemán, asere, pa’ que me entiendan. En suelo danés, momentos antes del despegue de la aeronave Airberlin, el vikingo de los bigotes largos estrechó mi mano y me dijo: Gunter reise . En una hora diez minutos de vuelo arribamos al aeropuerto de Düsseldorf, capital del estado de Renania del Norte-Westfalia. Köln, Cologne o Colonia es la ciudad más populosa de este estado con un millón de habitantes y hacía allá nos dirigimos, pa’ donde está la gente, pero para ello tuvimos que viajar en tren y para abordar el tren tomamos primero un fly train o minitren de dos vagones. Cuando el trencito echó a andar me di cuenta que no tenía ruedas ni se deslizaba sobre rieles. Sobrevoló las áreas exteriores del aeropuerto, calles, carreteras, y hangares hasta la estación terminal. Apreté la mano del vikingo y sin abrir la boca, rogué para que ese aparato no se desprendiera de donde estaba sujeto. Como las palabras en inglés lo dicen, era un trencito volador a m...
Recuerdo de verano No. 4 Cuando le comenté sobre mi viaje a un amigo, me escribió emocionado desde Cuba que Leningrado fue la ciudad socialista donde él realizó sus estudios tecnológicos y la recuerda llena de jardines y palacios desbordados de música y cultura. Me preguntaba si mantenía su belleza, si el nuevo sistema no la había despojado de su valía. No tengo nivel de comparación entre un antes y un después. Mi primer sobresalto, a la salida del metro, fue una avenida amplia y enorme con jardineras en los postes. Y música y movimiento y vida. Una visita de unos pocos días como turista no me permite abordar con objetividad criterios interesantes sobre el comportamiento, crecimiento y perspectiva de la ciudad y sus más de cuatro millones y medio de habitantes; pero las impresiones también cuentan y, de manera personal, añado mi testimonio fotográfico. Edificios monumentales, palacios pomposos, plazas enormes, iglesias imponentes, la mayoría de las construcciones de San Petersburgo so...
¡Ya viene, ya viene! Una voz anuncia a los vecinos la proximidad del hombre. El pueblo se agita. Por un momento pienso que se ha alborotado un hormiguero. Hay un trasiego de gentes que va y viene por los callejones; después de conocer la noticia y enterar a los suyos, corren hacia la plaza. Tendrá que pasar por allí de todos modos. ¡Cómo se agolpan! Algunos hacen una fila, otros con habilidad intentan ser los primeros. El hombrecito de los consejos hace su entrada en el pueblo. No ha dado un paso y ya están rodeándolo. Lleva en alto una pancarta: OFREZCO CONSEJOS. La multitud no deja de acribillarlo con sus urgencias; se le enciman, casi lo aplastan. El hombre registra concienzudamente la información y trata de dar una respuesta sencilla, lo más rápido posible para interesarse en el siguiente problema. El pago es una sonrisa o un "gracias" opacado por la confusión y el gentío. Y es que estas personas han esperado mucho el arribo de este buen señor quien sólo atraviesa el case...
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