Taller literario "La Montaña Mágica" (2)

 

Foto: Miguel A. Fraga. Jardín frente al área de viviendas del Arcoíris del sanatorio de Santiago de las Vegas.

La Montaña Mágica. Este fue el nombre del taller literario que se creó en 1992 en el Sanatorio de Santiago de las Vegas por interés de los pacientes que vivían allí internados. Sus fundadoras: Ana María Rojas y Lourdes Zayón, asesoras literarias de las Casas de Cultura de Santiago de las Vegas y Arroyo Naranjo, en Ciudad de la Habana. Mi agradecimiento especial para estas dos heroínas que, en plena efervescencia de la pandemia del sida en los años 90, vencieron el miedo al contagio y se juntaron de tú a tú, sin guantes ni tapabocas, con los pacientes que en aquella década eran vistos como infecciosos y contaminantes, criminales y proxenetas, prostitutas y homosexuales la escoria socialista aleccionada por el flagelo del sida.

El taller funcionó como terapia para los internos, nos transformaba de enfermos a personas; de personas a poetas y escritores. Cada martes esperábamos a las 10 de la mañana a nuestras asesoras, aquellas que nos apreciaban por lo que éramos, personas. Nos sentábamos a veces en el césped del jardín o a la sombra de la arboleda de mangos. Leíamos lo que habíamos escrito durante la semana y recibíamos retroalimentación.

De aquel taller literario tengo muchas memorias. Debo reconocer que fue el taller con el nombre homónimo de la novela de Thomas Mann, quien me abrió la puerta para que yo entrase en el vergel de la literatura. No sólo adquirí lecturas de libros necesarios para el crecimiento intelectual (libros de alguna manera prohibidos en la sociedad socialista) sino también técnicas literarias y el contacto con intelectuales y escritores de mi generación. En primer lugar nombro al ensayista, periodista y editor José A. Michelena quien consiguió editar mis primeros dos libros “La noche comienza ahora” y “No dejes escapar la ira”. Y, dieciocho años después, fue nuevamente editor y prologuista de mi libro de testimonio “Casa Cercada”. Por esto y por tantas otras cosas, declaro nuestra amistad imperecedera.

También debo nombrar… son muchos los que por mediación de Ana y Lourdes visitaron o tuvieron contacto con el taller La Montaña Mágica: el escritor y asesor Pepe Fajardo, los profesores universitarios Salvador Redonet y Margarita Mateo, Johny Ibáñez, los escritores Ernesto Santana, Yoss, Raúl Aguiar, Ricardo Arrieta, Jorge Alejandro Camacho, Víctor Fowler, Amir Valle, Raúl Alfonso…

Con la ayuda de la literatura y de tantos ángeles alrededor pude escribir olvidándome del dolor, o por defecto, recordaba el dolor y escribía. Así expulsé mis demonios.



Comentarios

Entradas populares de este blog

El Consejero

El Bosque de la Habana

Primer feedback del libro “Tormenta de felicidad y otras parábolas”