Extracto del prólogo del libro “En un rincón cerca del cielo”

 


Después de escribir los relatos ”No dejes escapar la ira” en 1994, pensé que el siguiente trabajo sería una novela que recogiera de manera general (o parcial) información sobre Villa “Los Cocos”. Para eso, inicié las pesquisas con los pacientes más antiguos del lugar y el trabajo resultó una investigación de un problema difícil de componer en ficción. Teniendo tanta relevancia las opiniones y vivencias de los entrevistados, continué el trabajo desde un plano más integral para ofrecer el sentir de aquellos que han convivido con o muy cerca de la pandemia durante angustiosos años.

Para ello elaboré dos cuestionarios: uno para los trabajadores y otro para los pacientes atendiendo a las cuestiones que, por mi condición de seropositivo, me preocupaban. En sentido general, eran las mismas preguntas ajustadas a los entrevistados. Luego, durante los encuentros, aparecieron nuevas interrogantes.

Todos los encuentros fueron grabados. Por miedo al micrófono, algunos de los entrevistados fueron escuetos en sus respuestas aunque otros, de acuerdo a su nivel educacional, hablaron con soltura y sin miedo. Los especialistas midieron sus palabras para no comprometerse demasiado; les asombraba que fuera un paciente de la propia institución quien los interrogara. Para desestabilizar las jerarquías en algunos casos, o que al menos, reflexionaran sobre la posibilidad de ser cazadores cazados, pregunté, a los funcionarios y médicos, cómo se sentirían si supieran que estaban contagiados. Con mis compañeros de infortunio, como yo no era ajeno a sus padecimientos, el diálogo fue diáfano y franco pues teníamos una causa común en el drama que vivíamos. Debo admitir que, pese al temor de que mi trabajo fuera interrumpido o boicoteado, logré realizar todas las entrevistas que me propuse. Ninguno de los entrevistados se negó a concedérmela a pesar de que algunos de ellos formaban parte de la dirección del Sanatorio. Para proteger la información obtenida, nunca les mostré los testimonios una vez transcritos por temor a que se arrepintieran de lo expresado.

Cinco años tardé en reunir esta muestra de entrevistas a pacientes seropositivos y enfermos del SIDA algunos fallecidos; también a familiares, médicos, psicólogos, enfermeros y trabajadores de la institución sanatorial que en lenguaje cotidiano expresan con naturalidad su sentir y aportan reflexiones y experiencias.

Con este trabajo permito que sean las personas que mayor tiempo han estado en contacto con la pandemia las que den fe de los hechos.

Fotografía: Ángel de piedra, de Roberto Marquino

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