Gunilla en Suecia

 

Foto: Koanuka

En 2011, 16 años después y radicado en Suecia, ante las dificultades como escritor para encontrar editoriales que publicasen mis obras, decidí crear el grupo de teatro El Arco iris. El teatro es una vía rápida de expresión; la retroalimentación con el público funciona de manera inmediata.

Conversando sobre mi proyecto teatral con el actor Kim Rosembäck, sentados en una taberna de Malmö, al deslumbrarse con la historia me pidió interpretar “Gunilla.” Le entregué el texto traducido al sueco y después de leerlo y hacerme una y mil preguntas, comenzamos a trabajar con el desafío.

El texto tuvo que ser adaptado al idioma sueco. Fue imposible reproducir con exactitud la gracia y frescura del cubaneo. En su lugar añadí los elementos de referencia necesarios para que la audiencia europea se conmoviera con la historia, disfrutara las canciones latinas y riera durante el espectáculo.

El actor y el personaje Gunilla distaban mucho de parecerse físicamente. Guillermo (Gunilla) era trigueño y vivió hasta los 30 años. Kim (el actor) sobrepasaba los 40 y su piel era muy blanca, por eso la peluca que mejor le pasaba debió ser rubia. La similitud radicaba en el histrionismo de los actores y sus capacidades de adaptación e improvisación. Recuerdo que la primera función de Gunilla en Suecia, a modo de ensayo general, fue en una sala del la RFSL con capacidad para 15 personas. Preparamos el salón como si fuera el camerino de la diva y sentamos al público rodeando al actor. Al final de la función Kim me dijo que tenía el cuello torcido, para captar la atención de los asistentes tuvo que moverlo todo el tiempo y con tantos giros se le había quedado el cuello como el de la niña del Exorcista.

Otra ventaja del actor era su escuálida figura que, al hacer la transformación de hombre a mujer en escena, convencía al público de que era un paciente envejecido por el vih/sida.

Kim Rosembäck hizo suyo el rol de Gunilla, aprendió a moverse, gesticular y hasta menear la cintura a lo cubano. Las ocurrencias y lecciones de Gunilla - a lo sueco - sobre la tragedia de aquél que vive en el límite de la existencia y al mismo tiempo es capaz de compartir sus sueños y vivir, hicieron que el personaje cobrara otra dimensión. La supervivencia, en cualquiera de sus formas, es un tema sensible y universal. Gunilla ya no sólo fue la expresión o el sentimiento de una isla; allende los mares, fue también la expresión de un continente.


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