Gunilla y el movimiento LGBT
La creación Gunilla trascendió lo límites sanatoriales. Si bien el personaje de la gran diva surgió de manera casual en una fiesta de disfraces que los pacientes organizaron en el Sanatorio de Santiago de las Vegas en 1992, en muy pocos meses la presencia escénica de Gunilla se convirtió en un referente, donde todo es posible. A pesar del encierro, la amenaza de la muerte y la tragedia que le acompaña, era posible soñar, tener esperanzas.
En una reciente entrevista para Árbol Invertido escribí: “Para enfrentar el drama de la enfermedad y la muerte acudimos al humor y al pasatiempo. Poco a poco nuestras formas de entretenimiento alcanzaron notoriedad extrasanatorial. Por contradictorio que parezca, en el sanatorio de Santiago de las Vegas se fraguó la primera expresión de libertad sin acoso por la parte oficial. Éramos ”sidosos” al borde de la muerte y de alguna medida esto ayudaba. En alguna ocasión escuché: “Que hagan lo que quieran, si se van a morir”. En los espectáculos sanatoriales participaban travestis de la calle y estos shows trascendieron e influyeron en aquellos que se hacían de manera modesta en casas particulares. Con la presencia de los travestis del sanatorio, la policía no intervenía. Por así decirlo, funcionábamos con patente de corso.”
Poco tiempo después Guillermo aceptó interpretar como actor el rol de Gunilla en la adaptación a monólogo del cuento que yo había escrito. Él, de muchacho tímido y desconocido, se convertía en centro de atención de algo inusitado. El monólogo se presentó en el cine Alegría durante el Festival del Monólogo (1993) de Arroyo Naranjo. El público heterogéneo que tenía una visión distorsionada y estereotipada de los pacientes vih/sida, muy pronto cambió su percepción al ver en escena a un actor que sin cortapisas narraba su dolor con bromas y canciones. El drama de un travesti que encuentra en la metamorfosis su realización, remueve las fibras o sentimientos de tantas personas que al vivir sin sueños, no saben cómo expresar o materializar sus ilusiones. El aplauso fue contundente y los Premios para la Mejor Actuación y Mejor Puesta Escénica fue nuestra recompensa.
Gunilla fue mucho que un trasvesti o un paciente con vih/sida. Ella nos hizo saber que cualquier cosa es posible, porque la esperanza, la risa y el amor son las mejores medicinas.
Tras la muerte de Guillermo Ginestá en 1994 se concibió el primer espectáculo de transformismo “oficial” en la historia de la Revolución Cubana en el teatro América de Ciudad de La Habana el 28 de febrero de 1995. Fue el homenaje póstumo que se le hizo a Guillermo. El espectáculo llevaba el nombre de la diva: “Gunilla 95”.
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