El perdón es la mejor medicina

 

La mayoría de las personas desean el bienestar que significa estar y sentirse bien. En otras palabras es paz y armonía. ¿Puede alguien alcanzar este estado teniendo deudas pendientes? ¿Puede alguien que guarda rencores sentirse dichoso? ¿Es realmente placentero recordar cada día el pasado y alimentar planes de venganza? Estos comportamientos y distracciones, lejos de la paz, conducen al estado o sentimiento contrario: el malestar.

El perdón fue mi elección para someter el resentimiento, el odio y la culpa. No lo conseguí de manera inmediata, había muchas emociones con las que lidiar y eliminar. Para que el proceso de transformación tuviera sentido miré en mi interior y me perdoné a mí mismo. Sólo sanando interiormente podía perdonar a los demás.

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El perdón es reconocer que somos inocentes, que no hay error ni nunca lo hubo. Perdonar es trascender al Ego; dejar de juzgar si alguien merece ser perdonado o no. Todos merecemos recibir el perdón de la misma forma que merecemos otorgarlo.

Aprender a perdonar es una tarea para todos los días, lo mismo que someter al ego con sus continuos juicios, quejas y reproches. Perdonar es el más humilde acto de liberación.


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