¡Ay Virgilio! – Un cuento con escorpiones

 

¡Ay Virgilio! Un cuento con escorpiones. Es la narración con la que concluye el volumen “Toda esa gente solitaria”. ¿Por qué se me ocurrió tal idea? Con honestidad respondo: Nunca se me ha ocurrido preguntármelo. Alacranes, letargos, pesadillas, hasta leonas. Fue un cuento inspirado, me senté y escribí sin pausa, obsesionado. El sida y los alacranes, los alacranes y la sociedad. Azoro, delirio. Escribía sin pensar qué estaba escribiendo y por qué lo hacía. Sucedió tan repentinamente que fue imposible postergar el oficio del amanuense. Nunca llegué a medir la intensidad y el tiempo que transcurrió en aquel instante. Un cuento fragmentado, en bloques, con interrupciones, signos de interrogación, cambios de puntos de vistas, narradores múltiples, el caos. Recuerdo mi mano anotando con rapidez las notas en un bloc. Pocas veces me había sentido tan inspirado. No me desahogué aquella vez; escribí con fruición hasta que los escorpiones fueron encerrados en el círculo de fuego. ¡Listo! El resto fue corregir.

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