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Mostrando entradas de febrero, 2021

Casiopea. Literatura infantil.

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Sumiko tenía 6 años cuando enfrentó lo que ella llamó su primera muerte familiar. Había muerto Casiopea, la jicotea que ella amaba. Sumiko que siempre fue una niña alegre, curiosa, divertida, estaba triste y a mí no me gustaba verla llorar. Entre su tía Lourdes (mi asesora literaria) y yo, inventamos una historia para animarla. Le dijimos que la jicotea se había puesto triste de vivir tan sola en su palangana. Por eso cerró los ojos y no se movió más. Había que llevarla al río, liberarla, para que conociera otras jicoteas. Acompañada de su tía la llevó al río, la colocó con suavidad en el agua y le dijo: ya puedes abrir los ojos. Así nació mi primer cuento infantil: “Casiopea”. Sumiko consiguió memorizar e interpretar el texto. Ella ha sido la actriz más joven que ha asumido mis creaciones literarias. Con seis años, Sumiko presentó “Casiopea” en el marco del Festival de Espectáculos Unipersonales y Monólogos de Arroyo Naranjo en el cine Alegría en 1996. Me complace decir que la

¡Ay Virgilio! – Un cuento con escorpiones

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  ¡ Ay Virgilio! – Un cuento con escorpiones. Es la narración con la que concluye el volumen “Toda esa gente solitaria”. ¿ Por qué se me ocurrió tal idea? Con honestidad respondo: Nunca se me ha ocurrido preguntármelo. Alacranes, letargos, pesadillas, hasta leonas. Fue un cuento inspirado, me senté y escribí sin pausa, obsesionado. El sida y los alacranes, los alacranes y la sociedad. Azoro, delirio. Escribía sin pensar qué estaba escribiendo y por qué lo hacía. Sucedió tan repentinamente que fue imposible postergar el oficio del amanuense. Nunca llegué a medir la intensidad y el tiempo que transcurrió en aquel instante. Un cuento fragmentado, en bloques, con interrupciones, signos de interrogación, cambios de puntos de vistas, narradores múltiples, el caos. Recuerdo mi mano anotando con rapidez las notas en un bloc. Pocas veces me había sentido tan inspirado. No me desahogué aquella vez; escribí con fruición hasta que los escorpiones fueron encerrados en el círculo de fuego. ¡ List

Toda esa gente solitaria

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  Toda esa gente solitaria. Ediciones La Palma. Madrid,1997. Prólogo, selección y notas de Lourdes Zayón y José Ramón Fajardo. Este fue el primer libro del taller La Montaña Mágica. Se compilaron 18 narraciones sobre el sida de los integrantes y escritores relacionados con el taller literario como una manera “de hacer compañía a toda esa gente solitaria”. Este fue y sigue siendo un libro único que, al abordar el tema del sida y sus derivaciones, estremeció los pilares de la literatura cubana en la última década del siglo XX. Debo señalar que mucho de los narradores que aparecen en el libro siguen activos hoy como escritores y críticos literarios. Es el caso de Alexis Díaz Pimienta, Ernesto Santana, Ronaldo Menéndez, Pedro Pérez, Raúl Aguiar y Yoss. Agradezco a los editores Ignacio Rodríguez y David Cabrera la publicación de este compendio.
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  Ilustración: Ania González Chomenko La salida no eres tú. Los seropositivos no siempre fueron los protagonistas de mis historias. El sida flageló muchas vidas aunque no todas ellas padecieron la enfermedad. Este cuento trata sobre una mujer y los sentimientos que le acompañan: amor, aguante, desesperanza. Su esposo vive internado en la clínica de enfermos del sida hace seis años, y cada vez está más enfermo. Ella ha conocido a un amigo que la comprende, la anima y tal parece que le ama. ¿ Va a flaquear ella ahora? ¿ Cuántas aristas tiene el amor? Recuerdo que al leer el cuento, luego de haberlo escrito en mi vieja máquina de escribir Underwood, me pareció cronológico, directo, de lectura fácil. Los pensamientos y las conversaciones en la vida real no transcurren de esta manera. Se me ocurrió entonces recortar con unas tijeras los párrafos y convertirlos en fichas o notas. Coloqué las notas boca abajo y las fui tomando al azar. Así construí la historia. Como resultado conseguí un c

Las dos orillas

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  Las dos orillas. Fue el primer proyecto promocional conjunto entre Cuba y España donde participó La Montaña Mágica. La edición la realizó Banco de Ideas Z en 1995 e incluyó seis narraciones de los Talleres de Escritura de Barcelona, dirigido por Zulema Moret, poemas de talleristas de La Montaña Mágica y mi cuento “La salida no eres tú”. Aquí destaco la presencia de Eduardo Paredes, Víctor Peralta, Rodolfo León, Wilfredo Herrera, Mayda Torres, Norberto Marrero, Miguel Miranda, Tania Fonseca y Agustín Medina. Las dos orillas, se concibió, como bien aclara su prólogo: “Para renovar la fe, sin conquistadores ni conquistados. Sin traficantes de esclavos, sólo enclavados en el deseo de la palabra. Porque hacemos Historia, porque somos Historia cada vez que escribimos, cada vez que nos leemos.” … me siguió un perro negro me tomó del brazo una niña se leyeron mis poemas me aburrió una película besé tu foto estrujada hoy me sucedió y no hablé de mi muerte. (Tania Fonseca)

La Montaña Mágica y La Guarida

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  El trabajo en conjunto de La Montaña Mágica y La Guarida posibilitó la adaptación a monólogo de mi cuento “De nalgas al fondo”. En esta ocasión, el monólogo interpretado por el instructor de teatro, Jorge Feria y dirigido por Iván Gómez Peñalver, recibió el Gran Premio del VII Festival Provincial de Espectáculos Unipersonales y Monólogos de Arroyo Naranjo, 1994. Al año siguiente, el propio cuento “De nalgas al fondo” – por el impacto narrativo de las correrías de un cazador nocturno con VIH – recibió sin remilgos el Primer Premio en el Encuentro Nacional de Talleres Literarios, 1995.

Taller literario La Montaña Mágica (3) - Su trascendencia.

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Ilustración de Rolando Vásquez El Taller literario La Montaña Mágica fue mucho más que un taller. Como bien José A. Michelena expresó, fue una experiencia de vida; no sólo para sus integrantes ( pacientes y asesores literarios), sino para todos las personas que se involucraron. La Montaña Mágica trascendió los límites sanatoriales y se convirtió en un proyecto para la vida, enseñanza y transformación de las ideas preconcebidas sobre el vih y sus estigmas. Cada vez fueron más los escritores, actores y creadores artísticos en general, que se interesaron en lo que pasaba y producía el taller. Como no todos podían asistir a la tertulia de los martes en el sanatorio, se consideró la posibilidad de que los pacientes pudieran ir más allá de los limites del sanatorio. En este punto debo debo abrir un paréntesis para señalar que los pacientes estaban sujetos a un estricto orden de vigilancia y catalogados según su comportamiento social en confiables y no confiables. Los que la Comisión de O

Taller literario "La Montaña Mágica" (2)

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  Foto: Miguel A. Fraga. Jardín frente al área de viviendas del Arcoíris del sanatorio de Santiago de las Vegas. La Montaña Mágica. Este fue el nombre del taller literario que se creó en 1992 en el Sanatorio de Santiago de las Vegas por interés de los pacientes que vivían allí internados. Sus fundadoras: Ana María Rojas y Lourdes Zayón, asesoras literarias de las Casas de Cultura de Santiago de las Vegas y Arroyo Naranjo, en Ciudad de la Habana. Mi agradecimiento especial para estas dos heroínas que, en plena efervescencia de la pandemia del sida en los años 90, vencieron el miedo al contagio y se juntaron de tú a tú, sin guantes ni tapabocas, con los pacientes que en aquella década eran vistos como infecciosos y contaminantes, criminales y proxenetas, prostitutas y homosexuales – la escoria socialista aleccionada por el flagelo del sida. E l taller funcionó como terapia para los internos, nos transformaba de enfermos a personas; de personas a poetas y escritores. Cada martes esperáb

Taller literario "La Montaña Mágica" (1)

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Foto: Miguel A. Fraga. Portón de entrada del sanatorio de Santiago de las Vegas. Aquí nació el taller literario La Montaña Mágica, al otro lado del portón, junto al camino que va hacia la iglesia de San Lázaro en el pueblo El Rincón. Cientos, miles de fieles y penitentes pasan frente a esta puerta sin advertirla cada 17 de diciembre. Son peregrinos y pagadores de promesas, gente con fe y esperanza. En procesión se dirigen hacia la iglesia de San Lázaro, para venerar allí al santo milagroso que sana las enfermedades. Para los yoruba, el orisha Babalú Ayé. Aquí nacieron mis cuentos, al otro lado del portón; en cautiverio, me hice escritor.