Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2009

¡Buon giorno, Roma!

Imagen
De izquierda a derecha o viceversa, no importa cómo lo leas, Roma y Amor tienen el mismo significado. ¿Quieres constatar esta afirmación? Vuela a Roma o viaja en tren, en bus, en auto, o haz el trayecto a pie. Todos los caminos van hacia allí como las venas al corazón. He visto ciudades hermosas, subyugantes, casi oníricas, pero como esta ninguna. Roma seduce no sólo por su belleza; sus construcciones y sus ruinas cuentan la historia del hombre. Esta ciudad no necesita epítetos. Ella es. Mi segundo encuentro con la gran ciudad. Aunque no sea el centro del mundo ni la cuna de la civilización, acciona los resortes del deslumbramiento. Otra vez me hace vibrar su deseo desmedido por conseguir que los visitantes se rindan ante su magnificencia. Como es imposible contarlo todo, les presentaré una pequeña parte de lo que vi, de lo que con gusto dejo para el recuerdo. Por eso me aventuré de un lugar a otro sin descanso mientras Anders, el vikingo, cansado de los largos trayectos me decía “Te e

Otoño

Imagen
He atrasado una hora al reloj. Regreso al horario normal, al tic tac de los días en que no pasa nada. Los días luminosos ceden su paso a las tardes sombrías, al frío y a esa lluvia pertinaz que te conmina a quedar en casa. Miro afuera y veo oscuridad. Las noches son cada vez más largas. Me embeleso con mi modorra y procuro un sueño profundo. Mañana, al saborear el café de la vida, contemplaré el jardín como parte de mis repeticiones. Las hojas seguirán cayendo de los árboles. Son hojas coloreadas de naranja, rojo y amarillo. Hojas que alfombran la tierra para que las pisadas sean suaves y cansadas. Así cada día. Cuando caiga la última hoja comenzará el invierno.

Día del Feliz No Cumpleaños

Imagen
He vuelto para andar… así era el estribillo que entonaba Xiomara Laugart en una de sus más populares canciones. Y yo he regresado de un emocionante y divertido viaje por el sur de Europa, o por el norte de Italia, para ser preciso. Y como llegué con bríos me acordé que había partido con ganas de festejar mi cumpleaños que coincidió con el día de mi vuelo al Mediterráneo. Literalmente pasé mi cumple en el cielo, aunque mi amigo Víctor me rectificó: entre las nubes. Y es que así ando yo, flotando, como un arlequín de sueños. Por eso decidí hacer la fiesta que no hice. Para variar y no pecar de egocéntrico, incluí como homenajeados a mis amigos, los que pudieron asistir. Les concedí lo que ninguno se atrevió a celebrar este año. ¿Estarán poniéndose viejos? Como no quise preguntarles, para su sorpresa, convertí mi habitual tertulia en el Día del Feliz No Cumpleaños. Cada homenajeado a su llegada recibió una rosa y una postal por este día no significativo. A Silvita le entregué una rosa del