Con el un, dos, tres


Cuando me invitó a participar en un curso de salsa la miré con suspicacia. ¡Cómo un cubano va a recibir clases de salsa en Europa si yo vengo de la mata, donde la sal y la pimienta se almacenan en barriles! De eso nada, sabor y meneo me sobran. Pero nos falta técnica, mulatico, me dijo con una sonrisa dulce y pícara. Y para que bajara la guardia, añadió: Es que necesito un partner. Eso está mejor, pensé yo. Si es por acompañarte... no se ofende mi orgullo de bailador. Pero eso que el profesor sea un chileno... si todavía enseñara la cueca... Para no ser larga la introducción acepté o aceptamos. Después de discutirlo entre la pandilla reconocimos a nuestro pesar que, aún siendo cubanos acostumbrados a mover la cintura a ciento cincuenta revoluciones por segundo, el baile no es nuestra principal virtud. También superamos el prejuicio de que sea precisamente un americano del sur quien nos mostrara la salsa que se baila en Europa. Ah, bueno, si es la salsa de Europa, eso es almidón de otro talego. Así que como dijo Beatriz Valdez en La Bella del Alambra: Maestro, enséñeme la técnica que el resto lo pongo yo. Y sin más, nos enrolamos en un curso muy divertido con el un dos tres que se baila en cuatro tiempo o clave cubana pa pa pa - pa pa. Sencillísimo. Esto no tiene ninguna ciencia. No se disocien. Para aprender los pasos haremos una coreografía. Comenzamos con el paso de salsa, sigue con rumba, rumba con cruce, mambo, mambo con cruce, salsa otra vez, paséala, paséala y vacílala. Ay, me perdí. No tiene importancia, maestro, siga, esto es pan comido. Reiniciamos con salsa, desplazamiento hombre, desplazamiento mujer. ¡Qué! ¿Qué pasa ahora? Nada, nada. ¿Así? Presten atención, cubanitos. Salsa, desplazamiento hombre, mambo con cruce, cruce, cruce moderno... Me perdí otra vez. (Suspiro del maestro.) Desde arriba sin música. Salsa, salsa hacia atrás, salsa, mambo, rumba, cruce moderno, salsa, desplazamiento hombre, paséala, paséala y vacílala. ¡Paséala! Estoy mareado, como si me hubiera fumado un pito. Este tipo va a acabar conmigo. ¿Alguien dijo algo? Que todo está clarísimo, maestro, clarísimo. Pues yo lo veo más turbio que una limonada removida con azúcar prieta. Concéntrense y recuerden: paséala son cuatro pasos y vacílala son cinco. Este se piensa que yo no lo sé. Yo voy a contar a mi manera: tres por cuatro hacen ocho tiempos igual a la raíz cuadrada de cinco elevado a la segunda potencia, el cuadrado de cinco por 3,14. Ya ‘tá. Ay, disculpa, te pisé sin querer. No se entretengan. Paséala y vacílala. Chico, y para que sea más sencillo no puede uno vacilarla y que la pasee otro. Nada de bromas. Otra vez, desde arriba. ¿Y la pausa? ¿El cigarrito? Ok, dos minutos. Tremenda paciencia tiene el profe, con alumnos como nosotros... Debo reconocer que yo pensaba que sabía cuando de saber sé que no sé lo que había pensado que sabía. Comenzamos. Pero si apenas he encendido el cigarrillo. Viene desde arriba, ahora con música. Apaga eso y entra. ¡Salsa con reglamento militar! Caballeros, me están llenando la casa de humo. La próxima vez a fumar a la calle. Voy a encender incienso, hay un olorcito a queso... Posición inicial, en parejas. Salsa, desplazamiento, dile que no, paséala, desplazamiento... ¿Qué haces, hombre? El giro es para el otro lado, mírame a mí. ¿Te fijaste? Repítelo ahora, no te adelantes, coge el ritmo. Esto no es un vals, más rápido. ¿Pero cuál es tu alboroto? Me duele el pie, yo creo que tengo un esguince. Desplazamiento hombre-mujer, dile que no, desplazamiento, paséala... ¿Profesor o torturador? Fin, se acabó la clase por hoy. ¡Menos mal! ¿Tan pronto, profe? Las clases terminan a las ocho de la noche y empiezan a la hora que ustedes lleguen. Aprendan a ser puntuales que ustedes son los interesados. Y tú... ¿Es conmigo? Repasa los pasos en la casa, así como vas te agarra la navidad. ¿Qué hicieron de comer? ¡Lasaña! ¿Y qué más? La clase es muy entretenida, pero la comida está mejor. A mí el baile me deja con un apetito... ¿Qué van a cocinar la semana que viene? No preguntes tanto y ponte a fregar, tú fuiste el último que llegó. ¡Si lo digo yo! Cuando se reúnen más de cinco cubanos aunque sea para bailar salsa, no faltan los arreglos y las distribuciones. ¿Querrán con eso prevenir el caos?

El perrito baila también
Ay, me perdí otra vez
Coge el trillo, venado Que paso ma' chévere
Estoy apretando Sin vacunar y con el pelo suelto
El perrito salsero
Qué bolá con la jama El profesor, cansado, enojado o hambriento
Lasaña!!! Lo mejor. A comer!

Comentarios

Aguaya ha dicho que…
Pues con solo probar la lasagna yo hubiera ido... :-)

Cómo me he divertido leyéndote. Me recordaste las clases que di yo misma en el 2002! a un grupo de alemanes que no entendían eso de "mira como yo bailo e imítame" sino que lo de ellos era la técnica altamente robotizada, con secuencias de pasos y números y giros que hasta yo me perdía... Tenía entonces que abstraerme de los números y mirar para la pared de espejos que teníamos delante para no hacer el papelazo. Yo era la profe, jijiji.

Bueno, mis alumnos aprendieron muy bien a bailar salsa. Tanto es así que hubo un segundo curso de "Rueda" cuando ni siquiera estaba planificado. Les quité de la cabeza algo de la "automatización europea del baile". Allá el profe que vino detrás...

Un abrazo!!
Miguel Ángel Fraga ha dicho que…
Pues sí, Aguaya, es muy divertido participar en curso de baile. Es bien diferente a lo que yo pensaba. Es otra forma de enseñar. En lo personal, no me gustan los tecnicismos aunque a veces son necesarios. Yo prefiero moverme al compás de la música y disfrutarla. Como son clases sólo para amigos y somos pocos, la comida que viene después es lo mejor de la noche. A veces me pregunto si en realidad voy a bailar o a comer.
Silvita ha dicho que…
Oh! Muchas gracias por los piropos a la comida... he sido cocinera para la pandilla salsera en varias ocasiones, aunque prefiero las papas rellenas o el arroz con pollo de Victor a mis propias lasagnas. Y qué decir de la comida suecoitaliana de Helena? !!! Migue, nos retrataste, en foto y en palabras. Espero que sigamos estas clases que son el momento más lindo de mi semana. Y espero que sigas contando las aventuras de la pandilla, para verlas con tus ojos y disfrutarlas doble!
Miguel Ángel Fraga ha dicho que…
Pues las lasañas estuvieron exquisitas, porque fueron dos. Una con vegetales y otra con carne? Ya no me acuerdo, pero sí sé que el gusto no me lo quitó nadie. En realidad me he puesto a pensar a qué voy al curso de salsa, si a bailar o a comer. Si para comer tengo que bailar... pues bailemos.

Entradas populares de este blog

El Consejero

El Bosque de la Habana

Primer feedback del libro “Tormenta de felicidad y otras parábolas”